Si te caes siete veces, levántate ocho.
El corazón jamás habla, pero hay que escucharlo para entender.
Quien cede el paso ensancha el camino.
Un copo de nieve nunca cae en el lugar equivocado.
Tan sólo los peces muertos nadan con la corriente.
Cuando el sabio señala la luna, el tonto mira el dedo.
El clavo que más sobresale es el primero en recibir el martillazo.
Si vas a tomar veneno, no olvides lamer el plato.
La suavidad puede controlar la dureza; la debilidad puede controlar la fuerza.
Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego.
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